jueves, 17 de mayo de 2012

Sutileza femenina

Cuando publiqué "Piropos" estaba hablando con un amigo sobre el tema, y me dijo que debería hacerle un addendum a dicho post, aclarando la versión femenina. No precisamente de los piropos en sí, sino de las técnicas y estrategias femeninas de "levante".
No me ha pasado de conocer a alguna mujer que diga piropos. Capaz que las hay... pero creo que nuestra manera de demostrar interés en alguien desconocido, es mucho más sutil, mucho más elegante también...
A veces.
Pasa a veces que no nos sale ser taaaan  sutiles. Ni tan elegantes.
Pasa que  a veces, el "amor" (?) nos pone medio tontitas y, más allá de la seguridad que tengamos cotidianamente, cuando estamos en presencia de la persona que nos mueve las estanterías, hacemos y decimos pavadas, que luego nos reprochamos mentalmente.

Entonces, en definitiva, qué hacemos? (en el sentido de qué hacemos las mujeres en general, no qué debemos hacer, si supiera qué debo hacer, no estaría sola... mal podría dar consejos yo)

Sonreírle.
+ Sonrisa femenina. Está bien, te gusta, le sonreís. Una sonrisa sincera, un poco de rubor.  Puede ser una risita chiquita, como para adentro. Un pequeño jiji.
- Risotada. Puede que la sonrisa se te vaya un poco de las manos... tratemos de no llegar al extremo de que se nos escape un ronquido de chancho.

Presentarte.
+ Saludo casual. Un "Hola, soy Fulana, Cómo te llamás?" puede ser una buena forma de iniciar una conversación y es una excelente manera de demostrar tu atracción de manera delicada y femenina.
- Saludo de muda. "Hola" y quedarte muda. Es lo peor. Encima te ponés colorada. Y más nerviosa te ponés, menos palabras te salen. El tipo no sólo se da cuenta de que le gustás, sino que además sospecha que tenés un pequeño problemita mental. Y por dentro te querés matar.

Ruborizarte.
+ Un poco colorada, mientras sonreís. Se entiende, por dentro tenés un fuego que lo quema todo. Es lógico que te pongas un poquito colorada mientras sonreís pícaramente.
- Rojo furioso, manos sudorosas y frente perlada. Ufff. Te gusta, encima seguro que te quedaste muda. Y sólo podés pensar en lo bueno que está. Y en que se va a dar cuenta de que te gusta mucho y de las cosas que le harías que pasan por tu mente. Y en que un tipo como él no te va a dar bola jamás. Y puff. Automáticamente te prendés fuego, no solo los cachetes, sino la cara entera, no coloradito como un sano rubor, sino rojo furioso, como quemadura cicatrizando. Transpiras por todos lados. Espantoso. Horrible. Huí de ahí ya!

Tocarlo.
+ Tocarle el brazo o la mano, casualmente. Ya estás charlando con él y en medio de una explicación o por alguna otra excusa, suavemente apoyas la mano en su antebrazo. Demostrás interés satisfaciendo la urgente necesidad de contacto físico con el susodicho.
- Pegarle sin querer. Bueno, superaste la mudez repentina, estás charlando con él. Qué lindo que es. Querés tocarlo. Estirás el brazo para tocarle el brazo y justo él se mueve, generando un contacto involuntario entre tu brazo y su nariz. O peor!! le querías tocar la pierna y se mueve y le estás tocando el bulto. Ya está, te querés matar.

Mirarlo. 
+ Mirada penetrante y seductora. Puede pasar que el tipo indicado (a simple vista) se nos cruce en la calle mientras vamos a mil. O que un galán nos llame la atención desde la otra punta de una habitación... No hay tiempo que perder. Miramos a los ojos, levantamos levemente las cejas. Y sonreímos.
- Mirada embobada. Otras veces, nos pasa que tanta mirada, tanta mirada... nos chocamos con algo. Un claro ejemplo es esta señorita, que por mirar embobada a un chico de sweater rojo... se chocó con un Picasso, haciéndole un corte a la tela. No contenta con esto, al día siguiente publicó en Craiglists el siguiente anuncio (la traducción me pertenece) "Esto fue el viernes en el Met (Museo Metropolitano de Nueva York). Te recuerdo del ascensor, cuando íbamos del primer al segundo piso. Tú eras el chico del sweater rojo... yo mantuve la puerta abierta y vos me sonreíste. Te vi de nuevo en la sección de Cubismo. Yo estaba parada en frente de la pintura "El Actor" de Picasso. Tú estabas mirando la obra de Matisse "Vista de Collioure y el mar". Estuviste parado ahí un buen rato, haciendo bocetos en un cuaderno marrón. Estaba a punto de acercarme, pero me congelé y terminé tropezando y cayéndome sobre la pintura, dejándole una pequeña rajadura. Creo que te fuiste antes de que vinieran los de seguridad. Si leíste esto en las noticias al día siguiente, soy la chica del ascensor."

Bueno che... es lo que hay... a veces nos sale bien... y otras... ssssssssssssss....

6 comentarios:

f dijo...

y...
hay veces que nosotrostambién quedamos hipnotizados...
(la única solución es hacer notar que lo sabemos y no podemos evitarlo!)

A.Torrante dijo...

Me encantó el de la "tocadita" jaja! Y sí, ahí ya estás entregada...

Otro indicador: el cómo se acomodan el pelo: acomodárselo detrás de la oreja, de vez en cuando, por lo general indica "tibio-tibio"- Ojo, tampoco como me tocó una vez a mí, que me quedé pensando si la mina estaba recaliente o tenía convulsiones - Encima movía la cabeza de un lado para el otro :-)

Dany dijo...

La sonrisa franca y tentadora suma. Asi me compran.
Las carcajadas me hacen huir.

Digamos que un delicado equilibrio entre la timidez y el zarpe. jaja

Un beso!

Axis dijo...

Primero decirte que tu enumeración de situaciones es genial y morí de risa, sí, esa carcajada!

Lo segundo, de cómo me siento más cómoda en la seducción: mirada y sonrisa. No son estudiadas. Simplemente sale, me cuesta mucho disimular. Además no quiero!


Besos Dana!

Y a los caballeros de los comentarios, que me resultan familiares... jajaj

Guillermo Altayrac dijo...

Oh, las sutilezas, las sutilezas...
Oh, un diccionario para entender sutilezas...

Guillermo Altayrac dijo...

Respecto a las manos vacías, no, ¿viste? Mejor argumento hubiese sido una trompada directa a mi mentón.
¡Besote y gracias por pasar!
Siempre es un gusto leerte.