Comuna del Progreso era un pueblo condenado al olvido. Había sido fundado a la orilla de la vía de un tren muy importante, en la época en que los trenes eran muy importantes. Con el paso del tiempo los trenes comenzaron a ralear, luego un día, el tren simplemente no llegó más. Y la gente se quedó olvidada del mundo, en el medio de una vasta nada, sin comunicación. La estación, antes punto de reunión, de sonrisas y de lágrimas, que bullía de personas que iban y venían, en busca de una oportunidad; estaba en absoluto abandono. Plantas crecían entre los podridos maderos del otrora concurrido andén. Dos años antes había muerto el último guardia de la estación, y no había sido reemplazado por ningún otro, desde entonces ya no quedaba nadie que esperara a los trenes.
Cada tres meses llegaba el cartero con paquetes o personas. Paquetes y cartas enviados por amigos antiguos que jamás volverían a ver ; y personas que llegaban al pueblo escapándole a la sociedad, para descubrir al poco tiempo que el absurdo aislamiento no era para ellos, que volvían a partir, para nunca más volver.
Cada año había menos gente en Comuna del Progreso. Unos pocos viejos que sobrevivían al calor sentados en los porches de sus casas, algunos matrimonios cuyos hijos habían crecido y partido lejos, y sólo unos jóvenes que estaban decididos a partir algún día, aunque no estaban seguros de que ese día llegara alguna vez.
Había tres perros y un gato, todos viejos, todos flacos y todos machos, condenados a extinguirse sin descendencia.
Y pájaros, muchos pájaros que iban y venían, los únicos que podían escapar a su antojo, totalmente libres.
4 comentarios:
Que tristeza dan los pueblos asi, que quedan a la verda de la sociedad solo por que su medio de comunicacion alguna persona dijo que no iba a pasar mas.
Y el pueblo empieza a extinguirse por que los sueños de sus habitantes se empiezan a apagar o sueñan con algo diferente a lo que tenian planeado.
Bonito texto, besote grande.
Paradójico lo del nombre...Pero sí, uno que ha visitado el interior, ha visto pueblos así, aunque con más gente, más perros y más gatos. Curiosamente, con bastantes problemas de alcoholismo y drogadicción. Algo que uno pensaba solo pasaba en los grandes centros.
Me gustó mucho la descripción. Personalmente, ignoro el motivo, las historias de trenes que no pasan más me entristecen y me indignan. Un beso.
Hace poco estuve en un pueblo donde vivió y estudió una amiga... Una de las cosas que hablamos fué de ese tren que quitarón por orden del político hace mucho tiempo.
Yo también sentí esa tristeza e incluso me sente esperando un tren que ya nunca llegara.
Un beso.
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