lunes, 23 de agosto de 2010
Historias que no fueron (I)
Ella salía del supermercado cargada de bolsas, él vió un pedazo de tela roja moverse hacia un taxi. Él le abre la puerta, como todos los días a todas las personas que tienen plata para tomarse un taxi. A él nunca le abrieron la puerta, pero no hay problema, a él no le importa. Ella le da una moneda sin quitarse los lentes oscuros y sin mirarlo, mientras indica una dirección al tachero. Hay un colectivo delante, el taxi no se mueve. Mientras va arrancando, ella se ha quitado los lentes, que va guardando en su bolso, mira por la ventana y lo ve. Lo reconoce. Pero no sonrie, sólo baja la mirada mientras el coche se mueve lentamente, impaciente por que arranque. Él no la reconoció, muchas veces ha visto caras que parecían la de ella, pero ya dejó de encontrarla entre la gente. Sí mamá, en serio, me lo acabo de cruzar, ¿te acordás mi compañerito del primario? Era mi mejor amigo, siempre decíamos que nos íbamos a casar, ¿te acordas?... No, no lo saludé.
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