¿Qué pasa cuando el futuro es hoy? me preguntaron.
Y esa pregunta me persigue desde el día más feliz de mi vida hasta el momento.
Tantos años deseando terminar la carrera, dejar de estudiar, recibirme. ¿Y ahora? Ya está. Todos los planes llegaban hasta acá, porque el después era casi casi intangible, irreal. Y ahora descubro no solo es tangible el después, sino que es real (muy real), y actual. Hoy vivo después de mi futuro.
Necesito fijar nuevas metas, para poder cumplirlas y sentir que avanzo. Pero si me miento, fijándome metas meramente transitorias, no cumplirá su objetivo, dado que la motivación brillará por su ausencia, nuevamente. Y el fijar metas reales está por el momento fuera del alcance de mi comprensión porque no encuentro una meta que me deslumbre.
Estoy en el momento del postclímax. Una sensación de profunda satisfacción apenas se termina de ir de mi cuerpo y éste se va adaptando al ambiente real nuevamente, y empieza a añorar el trabajar nuevamente, en busca de un nuevo clímax. Pero es inevitable decirse... ¿tan pronto?
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