sábado, 4 de enero de 2014

La vida sigue

Aunque pareciera que te quitaron el aire, te pararon el tiempo, sacaron el piso en que te apoyabas... nada de eso pasó realmente.

Uno quiere gritarle al viento que deje de soplar, que paren el mundo, que pido gancho que no quiero jugar más.

Pero no.
El mundo y la vida y el tiempo y el viento y todo sigue.

Y uno, descarnado, en el medio de un campo grita sin voz ni silbido ni ruido ni aire.

Paren.

No quiero más.

Y el viento hace bolsa en tu boca abierta. Ruido sordo.

Y ves a las mariposas y los bichos y los gusanos y las aves y los perros y las moscas. Y no están parados, quietos, sin tiempo, como uno.

Todos siguen sin mirarte. Sin notar tu hueco. Sin escuchar tu silencio, tu falta de ruido.

Y el campo se expande hasta el infinito.

Y hay pájaros.

Y otros que gritan en silencio. Van apareciendo otros cuerpos que miran alrededor. Como uno.

Y más pájaros. Libres. Vuelan y se van de este campo.

Y los otros también miran a los pájaros. Si vuelan, el tiempo no paró.

Devuélvanme la piel. Devuélvanme la voz. Devuélvanme el tiempo a mí también.

2 comentarios:

Dany dijo...

Si, la vida sigue. Y tenemos que procurar seguir nosotros. Porque es la forma de transcender. Un beso.

Guillermo Altayrac dijo...

La vida sigue, sí.
Y eso es bueno.
Abrazo.