jueves, 1 de julio de 2010

Perder el tiempo.

El tiempo es el transcurrir entre este ahora y un ahora diferente. Entre uno y otro, las personas tienden al desarrollo de diferentes actividades que le dan una sensación de dinamismo a esta eterna sucesión de ahoras. Algunos trabajan, otros escriben, otros estudian y alguno que otro se divierte. Tirarse en una cama con los ojos cerrados, para muchos puede ser una manera pacífica de transcurrir, un tercero que mira la escena, puede confundir esa paz con depresión.
Para mí, perder el tiempo es pensar en cosas que no tienen solución.
Perder el tiempo son esas tres mil horas que pasé intentando dar forma a las relaciones que no tendrían que subsistir ya. Perder el tiempo son esos eternos minutos antes de dormir en que intento recordar el sabor exacto de esos besos. Es soñar que somos distintos y que nos soportamos. Es imaginar que en algún momento del día, él piensa en mí. Es buscar explicaciones que no tienen sentido. Es intentar poner raciocinios a cuestiones del corazón.
Tengo que empezar a ganar tiempo, porque perderlo me lleva a lugares donde no está mi yo real. Y, ante todo, el corazón y la mente, y los sueños, y las fantasías, son míos. Y no puedo fingirme otra porque en realidad me gusto. No puedo quererme diferente solo para que alguien me quiera, porque en realidad, no me querría a mí. Y no es tan complicada la vida, al final de cuentas, todos queremos encontrar a alguien a quien querer y viceversa.
En realidad, no lo quiero, quiero a la imagen que me creé de él en mi mente. En realidad no me quiere, quiere a la persona que quiere que sea. No perdamos más tiempo. Hay gente que nos espera.
Y viceversa.

2 comentarios:

Mariano dijo...

El tiempo, a mí parecer no se pierde. Uno decide qué hacer con ese tiempo, pero siempre algo se hace. Se puede aprovechar bien o mal, pero algo siempre se hace, ¿no?

Dana Eva dijo...

Puede ser, pero creo que el tiempo desaprovechado muchas veces huele a tiempo perdido. Gracias por la visita :)