lunes, 22 de agosto de 2011

Extrañitis

Tengo el corazón chiquitito. Pero pesado.
Se me esconde, se me achicharra.
Me duele la ausencia.
Te extraño.


jueves, 11 de agosto de 2011

Ya no soy una niña.


Hace un tiempo, me asocié. Hoy me dieron las llaves de mi oficina. Soy socia y tengo mi propio estudio. Firmé un contrato, acepté obligaciones. Estoy matriculada e inscripta. Hago aportes. La gente me llama por teléfono y hace citas para verme. Yo les doy respuesta a sus problemas. Y me dicen "Confío en Ud." demasiadas veces a la semana. Y firmé una fianza. Y tengo un plan a largo plazo. Que se complementa con mis planes a corto y mediano plazo. Pago alquileres, impuestos, servicios, todos a mi nombre.
Y soy feliz.


Ya no soy una niña, lo sé.


Pero
hay veces que me dan ganas
de correr en círculos,
saltar la piola,
comer algodón de azúcar
y reír.



lunes, 8 de agosto de 2011

Dolor cívico.

En Córdoba, ganó De la Sota.
Más allá de que no comulgo con su ideología y que no me gusta él, hay algo que me duele en el pecho. Me duele el insulto, la descalificación gratuita.
Y me duele que la gente aún así lo haya votado.
Es triste que la imagen del cordobés sea la de un idiota que apenas sabe hablar, que hace chistes constantemente, de manera compulsiva. Es triste que nos dejemos representar como tales. Es triste todo.
Les dejo la publicidad de este señor que ahora va a ser nuestro gobernador. Cada uno tendrá su opinión al respecto.
Me duele.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Jugar con fuego

Me persigue tu imagen. Me acosa. Esa escena. Vos mirándome, recostado en mi regazo. Relajado y cómodo. Y no nos conocemos todavía. Pero sí. Y nos laten los ojos. Nos vibran las manos. Nos urge el mordernos, el saciarnos de besos. Tus labios en mis labios. Mi mano en tu pelo. Enredándose, con fuerza. Un manojo entre mis dedos. Tu cabeza hacia atrás, tu mirada me busca, entre sorprendido y esperándolo, entre el dolor y el placer. Te siento las ganas de morderme. ¿O las siento yo? Manos fuertes en mis brazos, manos fuertes en mí. Tu piel que me reconoce, que me encuentra y se mimetiza. Se funden en un solo lienzo. Y tu mirada que me acosa. Y tu mirada que me busca. Y tu mirada que me encuentra, que me desnuda, que me quita los prejuicios. Que desarma las estructuras de defensa. Tu mirada y la mía. Tu mirada. Tu mirada. El gesto de placer en tus labios, la media sonrisa. Mirándome gozarte. Tu mirada que me quema cada vez que me encuentra los ojos, entre gemido y gemido. Tu mirada que me goza.
Y no funcionan las cosas a distancia. Los dos sabemos que no hay un futuro. Es el presente y nada más. Pero... ¿Quién dijo que es poco? "¿Por qué durar es mejor que arder?" se preguntaría Barthes. ¿Qué es la vida sino instantes? ¿Existe el futuro? ¿Qué es el pasado, más que memoria? ¿Más que historia? ¿Más que cicatrices? No existe más que el hoy.
Y estas lejos. Y estoy lejos. Y tenemos que crecer cada uno por su lado. Y miles de excusas más. Que no son excusas. Pero suenan como tales.
No pensemos más. Juguemos. Incendiemos todo.
Ardamos hoy.
Hoy es eterno.

martes, 2 de agosto de 2011

Just Met Rush

Toda mujer es una psicópata en potencia.
Y en realidad, estoy utilizando el término "psicópata" no desde una perspectiva científica, sino desde una perspectiva vulgar. Porque está claro que no soy psicóloga ni nada. O sea. No me rompan las bolas con que realmente, lo que voy a describir no es de psicópata y eso. Lo es desde el prejuicio de la gente ignorante como yo que utiliza palabras científicas sin conocer bien el significado, sólo para ilustrar un punto de vista. Hecha esta aclaración, prosigo.
Decía, TODA MUJER ES UNA PSICÓPATA EN POTENCIA. El tema es que sabemos controlarnos. A veces.
Cuando recién conocemos a alguien que nos gusta, tenemos este brote psicótico que a duras penas podemos controlar. Es típico. Sos una mujer independiente, que puede estar sola, que puede funcionar perfectamente sin un hombre al lado, que se quiere a sí misma, que es completa. (Gracias a Sofía M. que me inspiró con su post) Y cuando conocés a alguien nuevo, que realmente te gusta... te convertís en una persona que quiere estar constantemente escribiéndole, viéndolo, llamándolo... ahogándolo. Te convertís en una obsesiva horrible que lo único que quiere es estar con él. Querés escribirle ochenta mensajes por día, para que sepa que estás pensándolo. Querés verlo aunque sea cinco minutitos, en el break del trabajo. Fantaseás con que te diga que sos la mujer de su vida y que nunca va a amar a alguien como a vos. O sea. Te convertís (por dentro) en otra persona.
Y digo por dentro, porque es bien sabido que nos reprimimos. No hacemos todo lo que queremos. Nos controlamos. De los ochenta mensajes, mandamos cuatro. Nos autocontrolamos para no decirle que nos veamos todo el tiempo y nos intentamos manejar para que cuando el otro (que no está en un brote psicótico y se mantiene pegado a la realidad) arregla para que nos veamos dentro de tres días no nos agarre un ataque. Tres días no es nada. Tres días son una eternidad.
Esa mujer independiente que le llamó la atención lo suficiente como para ver qué pasa... ha perecido bajo los efectos del "Just Met Rush". Si no controlamos el brote, el pobre chabón no va a entender jamás qué mierda nos pasó por la cabeza. Sólo va a huir despavorido. (Y con razón, eh) Y se va a perder de conocernos realmente, después de que pase el "Just Met Rush". Cuando volvemos a ser dueñas de nuestra cabeza.
Ojo, que dado el caso de que el que tenga el brote psicótico sea él, como buenas incompresibles que somos, huimos nosotras, bajo el argumento tantas veces esgrimido de "ta loco el chabón ese".

Si, no hay ninguna que nos venga bien.