martes, 26 de julio de 2011

Todas ellas somos yo

Proyectos varios. Ideas revueltas. Riesgos a borbotones. Algunos te quiero que revolotean como mariposas. Muchos tengo miedo que se escapan de entre los labios apretados. Días interminables y noches que se pasan de un plumazo. Abro los ojos en el medio de la noche, pensando, es de día, es de día. Estirar el brazo y darte cuenta que estás sola en la cama. Pero si estabas acá, conmigo... Correr en tacos por pasillos brillantes, cuidado de no resbalar, cuidado de no llegar tarde. No te duermas, es de día. Comerte las uñas, la piel, los dedos. Basta con la autodestrucción. Mirarte al espejo y sonreír. Estoy linda hoy. Pero mirate el pelo. Parecés una hallada. Pero sí, estás más linda. Si me duermo ahora me quedan cinco horas hasta las siete. Dale, dormite, te quedan cuatro horas y diez minutos. Y nueve. Y ocho. ¿Estará buena la oficina esa? ¿Y si mañana voy y pierdo tiempo al pedo? Cuatro horas. Basta, es un punto crítico ya. Qué ganas de verlo. Darte vuelta. ¿Ya son las siete? Cinco minutos más. Cinco más. Siete y media. Qué ganas de verte. Decirte buen día. Que me digas que no vaya a trabajar hoy que me quede con vos, que me quede en la cama. No puedo, tengo que ver una oficina. Vamos, vestite. ¿Qué me pongo? Vestirte tres veces, hasta dar con algo que te gusta. Maquillaje. El pelo. Bueno, más o menos zafo. Qué rico mi perfume nuevo. Cómo me gusta. Pero el otro era más rico. Sí viva, más rico pero más caro. Pero tenés razón, era más rico. ¿Qué estará haciendo? ¿Piensa en mí? Pará un cacho boluda, dejate de joder con esa cadena de cursilidades. Sí. Tenés razón. No vamos a pensar en él. Hoy tengo que arreglar el tema de la oficina. Mucha gente que hace ruidos varios en el colectivo. Escuchar música. Llevar el ritmo con el pie. Ese me mira. Me está mirando. ¿Se me corrió la pintura? No, boluda, te mira por mirarte. Mirá te miró las tetas. Ah pero que pajero. Los papeles de la audiencia... me los dejé en la mesa. Bueno, los imprimo de nuevo. Estás matando un bosque desde que te recibiste. Bajarse del colectivo y caminar hasta la oficina mirando sin mirar. No debe estar pensando en mí. A esta hora, nadie piensa. Antes de irte a casa, comprale comida a los gatos. Tendría que estar por acá la oficina, es cerca de tribunales. Alguna linda y barata tiene que haber. Qué ganas de verte. Qué ganas.
Silencio.
Verse reflejada en una vidriera. Sonreír. Sigo siendo una. Una sola.

sábado, 23 de julio de 2011

Ella

Hay veces que la vida te da esos regalitos que tenés que atesorar y guardar para siempre. Hay veces que la familia sí se puede elegir. Ella es mi familia por elección. Es mi regalito de la vida, mi hermana, mi amiga.

Tengo miles de historias después de tantos años. Tenemos un lenguaje propio, con mirarnos a los ojos, ya sabemos qué anda mal... o a quién le sacamos el cuero en nuestra mente...
Quiero que la conozcan. Ella es mi amiga del alma, mi personita preferida. Disfrútenla, está re loca, como yo, o más. Es preciosa, como yo, o, definitivamente, más. Rápida con las ideas, pero más rápida con la lengua, una excelente abogada, que da la casualidad que HOY cumple años. Y ella empieza con el temita de la edad, que nos agarra el viejazo, que se nos pasan los trenes, y miles de etcéteras más. Y ella se equivoca. Ella no se da cuenta de que no importa la edad que tengamos, cuando estamos juntas, tirándonos al piso de la risa, siempre vamos a ser unas "pibas" de 23. Pero hay algo que sí se da cuenta. Que no importa la cantidad de veces que podamos no estar de acuerdo, no importa cuántas veces tengamos que empezar de cero en todas las demás cosas de la vida, hay algo que no va a cambiar. Nosotras vamos a ser siempre.


Anoche soñé con vos amiga (me dijo un día) estábamos en la puerta de un edificio y teníamos que entrar rápido porque venían unos tipos a robarnos. Vos ya estabas en la puerta y me hacías señas para que entrara. Y yo estaba envuelta en una frazada muy pesada. Y ya venían. Y yo te gritaba: "Ana, la frazada!!!". A partir de ese momento, "Ana, la frazada" se convirtió en nuestra forma de pedirnos ayuda. En realidad es más... Aanaaaaa!!! La frazada!!!
Otra anécdota más: Cuando estábamos estudiando, una de las materias era "Familia y Sucesiones". O sea, eran dos materias, en una. Como siempre, nosotras estudiando sin tiempo, cortando clavos (Pero con tiempo suficiente como para jugar al Family entre bolilla y bolilla). Decidimos que yo iba a estudiar sólo sucesiones, y ella, sólo familia. El plan original era que dos días antes del examen nos íbamos a pasar los resúmenes, de manera que tuviéramos tiempo de aunque sea, leerlos antes de rendir. Aha. Obviamente que nunca terminamos antes del examen. La noche anterior, tipo 23 hs. terminamos la materia que nos tocaba a cada una. Y "hojeamos" la otra parte. A las 8 de la mañana, entramos a rendir, casi simultáneamente, cada una con un profesor diferente, en la misma clase. A mí me tocaron las dos bolillas de familia y a ella, las dos de sucesiones. Maldita suerte la nuestra. De todas maneras, mágicamente, o por esas conexiones mentales que solemos tener, las dos rendimos bien. Obviamente, salimos de rendir y nos fuimos a tomar unas cervezas. Pero eso lo hacíamos siempre, hubiéramos aprobado o no. En realidad, el alcohol es parte esencial de la facultad, y por consiguiente, de nuestra historia.

¿Cómo podría agradecer a la vida, al destino, por habernos cruzado amiga? ¿Cómo podría? Te amo, hermana de mi alma. Gracias por estar siempre. ¿FELIZ CUMPLEAÑOS?

jueves, 21 de julio de 2011

Pulso

Doctor, míreme le juro que estoy mal. Míreme, atiéndame. El pulso, doctor, el pulso. ¿Usted lo siente, como yo? ¿Usted puede sentirlo? Es muy grave, le digo. No está latiendo de nuevo. No, créame. No son latidos diferentes, es el mismo que se repite. ¡Pero ya sé que el médico es usted! ¿Pero qué se piensa? ¿Que no me conozco el corazón? Le digo que no está latiendo, hombre. No está latiendo y usted me mira como si estuviera loca. ¿No se da cuenta de que es el mismo? Sí, por eso le saqué el turno. No, no quiero ver a ese psiquiatra. En serio le digo que es el mismo. ¿No reconoce que no varía su tono, que se repite exactamente igual?. No tiene sobresaltos, ni se agita, ni se frena, ni nada. Le digo que se fije porque me conozco doctor.
No está latiendo.





Está en pausa.

sábado, 16 de julio de 2011

Sobre las mujeres y nuestra obsesión con los sapos que parecen príncipes

Tenemos un problemita. Nosotras. Las mujeres. Bah, tenemos muchos problemas pero uno en particular es común al género. Mucho más común si es que se trata de mujeres "en edad de merecer" (por no decir que estamos preparando vestiditos pa´los santos, como dirían las viejas) que, por esas vueltas de la vida... no están mereciendo. O por lo menos no merecen regularmente, con pareja estable, con el plan, el moñito, el proyecto y toda la historia. (Que no necesariamente implica que no merecen de vez en vez)
El problemita en cuestión es la necesidad (infundada) de armar pareja. O sea... no es que vamos como una persona razonable, conocemos a alguien, nos enamoramos y luego pretendemos armar un plan. No. Eso hacen las personas que no tienen problemas. Nosotras, evidentemente, no calificamos dentro de esa categoría.
Nosotras (lo querramos admitir, o no) tenemos el plan, el proyecto, el moño y todo listo, aaaaaaantes de conocerlo, aaaaaantes de enamorarnos.
Nos criaron así.
Por más que neguemos nuestro instinto romántico, cuando en la película finalmente se besan, sonreímos. Y no sonreímos por el beso en sí. Lo hacemos porque en nuestra cabeza, esa historia tiene un final feliz. Le escribimos este final feliz por todos los finales no felices que nos toca vivir.
No somos enamoradizas... estamos enamoradas del amor. QUEREMOS AMOR. Pero ahí está el queso, no queremos amor real, no no. Queremos un amor dramático, un amor de novela. Queremos que el príncipe nos encuentre y se enamore perdidamente y vivamos felices, y comamos perdices por el resto de la vida. Queremos una historia con final feliz.
Y con este objetivo en mente, nos obstinamos en vestir de príncipe a cada sapo que se nos cruza en el camino y se le ocurre hacernos ojitos. Siempre pensamos... ¡ES ÉL! ¡ES ÉL!. Y la mayoría de las veces, es simplemente un sapo más... que seguramente será un príncipe para otra... pero sólo un sapo en nuestra vida.
Y a partir de este problemita... tenemos dos reacciones diferentes.
Están las que a la primera mariposa que sienten en el estómago, se enamoran, se entregan en cuerpo y alma. Cada príncipe/sapo es vivido a pleno y periódicamente viven en un estado de éxtasis romántico, que es seguido, inexorablemente por la más absoluta depresión y decepción apenas al "príncipe" se le cae la capa y se le empieza a notar la rugosa piel verde. Este tipo de mujeres tienen el te amo ligero (no es que no sientan ellas que sea sincero, aclaro... me refiero a que el "te amo" es para ellas, más libre, más reiterado, más rápido). Llamemos a estas mujeres, mujeres clase A.
Estamos las otras. Las que reconocemos esta patología como propia... y le tenemos miedo. Cada príncipe/sapo que encontramos, es analizado exhaustivamente, convencidas de que es otro sapo más disfrazado. Las mariposas que sentimos saltándonos en nuestro estómago las ignoramos el mayor tiempo posible. Estas mujeres vivimos en un estado de lucha interna constante, entre la patología y la razón. Muy raramente soltamos un te amo, y nunca, nunca nos enamoramos. O por lo menos, no lo admitimos jamás. Llamemos a estas mujeres, de clase B.
Los pro de ser una mujer de clase A son los síntomas temporales de la patología analizada en este texto. Incluyen (pero no se limitan a) sensación de mareo y rodillas flojas, ebullición constante, lujuria descarada, estado de ensoñación y alegría. Los contra de pertenecer a esta categoría comprenden la depresión post descubrimiento, decepción, autocrítica, despecho, llanto y sufrimiento en general. Viene acompañado de un estado de cinismo respecto de las relaciones que incluye la frase, repetida hasta el hartazgo "No aprendo más".
Los pro de ser una mujer clase B incluyen tener razón muchas veces (porque siempre decimos, éste me va a cagar, de alguna manera... y siempre tenemos razón!)y autoconocimiento y establecimiento de la realidad como un parámetro en todo momento. Los contra son que raramente nos enamoramos realmente, y que cuando lo hacemos, tenemos una vocecita en la cabeza que dice constantemente, cuidado, cuidado, cuidado y que no nos deja vivir dicho enamoramiento en paz; tenemos dificultades para hablar de emociones, hasta podemos definirnos como agrias. También viene acompañado de un estado de cinismo respecto de las relaciones que incluye la frase, repetida hasta el hartazgo "No aprendo más".
El problema no tiene solución, ya que las relaciones de pareja nunca son perfectas, y sea cual sea la categoría de mujer a la que pertenezcamos, siempre vamos a comparar la historia real con el amor dramático y de novela que venimos mamando desde la cuna como modelo.
Lo ideal sería que de alguna manera nos acerquemos un poco a la otra categoría cosa de llegar a ser una clase intermedia y permitirnos el enamoramiento como algo sano y natural, y al mismo tiempo, tener los pies en la tierra.

miércoles, 13 de julio de 2011

Desde lejos no se ve

Tan acostumbrada a mis debates internos, a mi menjunje de emociones, miedos y deseos. Tan habituales esas conversaciones que en realidad son monólogos a favor o en contra de tal o cual decisión. Tan compenetrada en ese protagonismo que elijo tener en mi vida, tan enfocada en las próximas metas que se ven borrosos los otros caminos. Tan tan, que me olvido que desde afuera todo eso se ve como un pulso firme.
¿Fría? Pero si adentro soy un volcán que se come todo con su fuego. Voluptuosa, cambiante, dinámica. Puedo pensar un te amo seguido de un te odio, seguido de un te amo. Puedo arrancarte las ropas y hacerte el amor con la mente en cualquier lado. También puedo pensarme arrancando pedazos de carne a mi oponente, luchando primitivamente, quemando todo.
¿Segura? Producto de aprender a que no se noten las miles de ideas locas que se cruzan por mi mente (no me quiere, ¿se enojó?, estoy más gorda, tengo un grano, ¡qué boluda!, ¡cómo no voy a saberlo!, que no se dé cuenta).
¿Libre? En realidad, un tire y afloje entre presiones sociales, económicas, familiares y (las peores) autoimpuestas. Capaz que parece que hago lo que quiero, pero en realidad, hago lo que me permito hacer.
¿Feliz? Sí. Bastante feliz.
Sé que todos tenemos esos debates, esas contradicciones entre lo que deseamos y lo que debemos ser.
Sé que es normal.
Lo que me llamó la atención, fue verme desde afuera.

domingo, 10 de julio de 2011

Juguemos, dale?

Juguemos a mirarnos a los ojos sin desearnos.
Te apuesto las uñas a que no quiero morderte y arañarte. Te apuesto mis ojos grandes y azules a que si te aparecés acá cerquita no te doy ni un beso de esos chiquitos, ni uno de esos grandotes, tampoco de los medianos. Te apuesto, dale.
Juguemos con las palabras, dale, es inofensivo, son sólo palabras. Vamos que un te quiero en tipografía no vale lo mismo. Dale, juguemos que nadie nos ve.
Escuchemos las mismas canciones al mismo tiempo, pensemos las mismas ideas que es inofensivo. Nos deslumbremos con las mismas luces en el cielo. Dale, no duele.
Nos saludemos temprano por las mañanas, nos busquemos tarde a la noche, nos encontremos cosas que sabemos nos van a gustar. Nos contemos el alma.
Dale, te apuesto el corazón a que no te enamorás.

Acordáte, el que se enamora pierde.

martes, 5 de julio de 2011

Quiero.

Quiero ser una estrella que arde eternamente.
No quiero apagarme. Quiero fuego.