miércoles, 29 de junio de 2011

Probabilidades

Si me acuesto temprano, es probable que cuando suene el despertador a la mañana, abra los ojos y me levante descansada y llena de energías para comenzar el nuevo día. Si me levanto a horario y bien descansada, es probable que llegue a tomarme el colectivo que no va tan cargado de gente y al que se sube el chico lindo de la mochila gris. Si me tomo el colectivo que no va tan cargado, es probable que llegue al trabajo media hora antes, y me dé tiempo de sentarme en un bar a tomar un café con una medialuna, mientras leo el diario. Si me tomo el café antes de llegar a la oficina, es probable que cuando entre y vea la parva de expedientes por terminar, lo haga saboreando el triunfo de la última sentencia favorable, que debo notificar a mi contraparte. Si veo la parva de expedientes con una sonrisa en mi rostro, lo más probable es que termine mi trabajo rapidito y al mediodía me vaya a casa sin tarea para el hogar. Si llego a mi casa temprano y sin trabajo pendiente, es probable que me cocine algo elaborado, acaricie mis gatos y vea una película interesante, mientras me tomo una copa de vino tinto. Si almuerzo rico y me tomo un vaso de vino, es probable que pueda dormirme una siesta hermosa de una hora, una hora y media. Si duermo la siesta, es probable que me levante con ganas de tomarme unos mates, mientras leo algo, para relajarme. Si estoy relajada por la tarde, es probable que quiera salir a ver a amigos y disfrutar de una cervecita y de anécdotas jugosas. Si veo a mis amigos, es más que probable que vuelva a casa con una sonrisa en los labios y el alma calentita, de tantos mimos. Si llego a casa completa y contenta, es muy posible que cuando me vaya a dormir, diga, ¡qué buen día el de hoy! Ojalá se repita.
Si en mi cabeza, todo este hermoso caminito de un día perfecto, se encadena a partir de la suposición de que me duerma temprano... ¿Por qué motivo, razón o circunstancia, nunca me acuesto antes de las doce y estoy dos horas dando vueltas antes de poder dormirme? ¿Alguien me explica?

miércoles, 22 de junio de 2011

Análisis del discurso versión minita

Si bien algunas mujeres nos caracterizamos por sobreanalizar todo al punto de la locura, una noche de alcohol con amigas, puede llevar este "defecto" a buen puerto. Así es que la noche del sábado pasado, Baileys con helado de por medio y, obviamente marcadas por la enfermedad que afecta a casi todas las mujeres solteras que pisan los treinta (CARENCIA DE AFECTO, CDA) hemos llegado a estas terribles conclusiones que salen de un cerebro de "minita" (Y hay que admitirlo, todas tenemos algo de minita), a saber:
- Tenemos el cerebro dividido en pensamiento lógico y pensamiento rosa.
El pensamiento lógico dice que si un hombre escribe a las tres de la mañana un "Hola, ¿Qué tal?" está pescando. El espécimen probablemente haya ingerido bebidas alcohólicas y nadie le dio bola hasta ese momento, por lo tanto, antes de bajar la bandera e irse solo a casa, tantea el terreno por si anda dando vueltas un revolcón.
El pensamiento rosa, o primitivo, busca príncipes azules hasta en la sopa. El pensamiento rosa sigue la siguiente cadena: Me escribe (siempre y cuando sea el hombre que nos gusta, si no nos gusta, es un pesado denso) a las tres de la mañana porque por más que salió, no puede parar de pensar en mí. Este mensaje sólo puede significar una cosa: ¡ME AMA!
El pensamiento rosa es más chillón y nosotras somos más proclives a creerle. La verdad, es que queremos creerle. La CDA nos fuerza a elegir el pensamiento rosa por sobre el pensamiento lógico.
- Hacerle caso al pensamiento rosa, trae consecuencias negativas.
Obviamente que al confrontar el "te amo" (dicho en otras palabras) con la real actitud del espécimen en cuestión, surgen discrepancias que nos hacen sufrir. Porque el muchacho debe encontrarse con una joven que ha puesto en él esperanzas que él no está dispuesto a llevar a cabo. Es que él nunca va a entender cómo es que estamos a un paso del "yo también te amo, corazón" tan rápidamente. No sabe que nosotras pensamos que él nos ama pero que todavía no se dio cuenta. Entonces, cuando el muchacho no nos da un tronco de bola, más que para el mentado revolcón, nosotras sufrimos. Nosotras no podemos entender (con nuestro cerebrito rosa, debilitado por la CDA) qué pasa. ¿Cómo puede amarnos y tratarnos así? Es entonces cuando nos damos cuenta que el mensaje "Hola ¿qué tal?" no era un "te amo". En realidad, te estaba cagando la vida. Es un mensaje que hace que te llenes de preguntas sin respuestas, de frustraciones, de inseguridades.
- Una vez superado el pensamiento rosa, la vida de la enferma de CDA, sigue siendo una mierda.
Bueno, está bien, aceptamos que Fulanito no nos ama. Ese "Hola ¿qué tal?" es su forma de decir "quiero coger". Y está bien, una a veces pone en la balanza y dice, bueno... antes de dormir sola, algo de cariño me va a dar mientras me da (soy una negra, lo sé). Es que las que padecen CDA buscan afecto donde sea. Es una enfermedad muy cruel. Bueno, lo aceptamos, no nos ama. ¿Es bueno en la cama? Si la respuesta es sí, salvo que realmente haya hecho algo muy terrible, las chances son que vuelvas a tener sexo con él. Ahora bien, ¿la aceptación de este hecho nos trae más alegría, menos sufrimiento? No señoras. Porque tarde o temprano vamos a querer "verlo" (léase coger) y el muchacho no va a contestar. Y esto ya es inaceptable. Eso hace que una sufra más aún. Puedo entender que no me ame, pero ¿que no me quiera coger? Eso es demasiado.
- Siempre fantaseamos con cambiarlo.
Una está obstinada en encontrar el príncipe azul. Y si por esas casualidades de la vida, nuestra CDA entra en remisión y encontramos alguien que nos quiera (o soporte lo suficiente como para permanecer a nuestro lado) pero no es un príncipe azul, sino, no sé, un duque verde... nuestra misión en la tierra es teñirlo de azul y buscarle una corona. Empezamos de a poco, de a una cosita por vez. Para después exigir y exigir y exigir hasta que el pobre hombre se harta y nos deja. Y ahí es cuando, en vez de pensar que la que estuvo mal fue una... ahí empezamos a despotricar contra él. ¡¡¡El hijo de puta es él, por no cambiar!!!
- Nos guste, o no, somos imbéciles.
Si después de todo lo descrito, seguimos creyendo en el amor, seguimos intentando encontrar a un príncipe azul, seguimos intentando y confiando y apostando a relaciones... entonces tenemos que admitirlo, somos imbéciles, masoquistas. Pero en el fondo sabemos que tarde o temprano, la CDA va a desaparecer y somos optimistas del amor.

Más cerca del cielo, un zapato a la vez

Bueno, mi jefa quiere que me ponga zapatos. ZA-PA-TOS. No tengo zapatos. No tengo, qué querés, o sea, vivo en un pueblo de las sierras y ando en bici para todos lados, uso zapatillas todo el día... Vos sabes que en algún lado debo tener unas guillerminas viejas... Porque las botas esas tienen tacos, ni en pedo voy a laburar en tacos. Son muchas horas, y para lo que me paga... ¿Dónde estarán esas guillerminas del orto? O sea, ¿Quién me va a mirar los pies? Ni la cara me miran, ¿se van a poner a mirarme los pies? No sé para qué mierda quiere que me ponga zapatos. Pero bueno... pensándolo bien, esta mujer está sola, no tiene mucho más que pensar, capaz que le doy una alegría si voy de zapatos. Y creéme que le hace falta una alegría. O sea, son unos zapatos nomás... a mí no me va a joder la vida demasiado... y a ella la va a hacer feliz... Qué bien la subordinación de mi empleada, le digo que se ponga zapatos y ella se pone zapatos. Jaja. Qué bien yo, voy a hacer a alguien feliz. Con esto estoy más cerca del cielo, seguro. O sea, si, me jode un poco tener que llegar y cambiarme, llevar un bolsito aparte y todo. Pero a ella la va a poner feliz. Soy re buena gente che. No boluda! Ahí, en ese momento en que dijiste que estabas más cerca del cielo, ahí caíste. O sea... lo voy a hacer para autoconsiderarme mejor persona, soy una boluda a cuerda. Cómo voy a ser mejor persona por ponerme unos zapatos? Es como cuando viene un pibe en la calle a pedirte una moneda. Y vos le das un peso y te decís, qué bien, le mejoré la vida. Y no boluda, no le mejoraste un choto, a él le toca pedir monedas en la calle, cagarse de frío, tener una vida de mierda. Y vos creés que sos mejor persona porque le diste un peso???? Soy una tarada. Sólo por pensar en que estás más cerca del cielo, retrocediste veinte escalones. Jajaja, mejor persona por ponerme unos zapatos. Condenada estoy, condenada.

Una miradita dentro de la cabeza de una amiga... Gracias M.

martes, 21 de junio de 2011

Las huellas del ex

Siempre algo queda en la casa. Siempre. Abrís un cajón y encontrás un botón que se le salió a esa campera que se puso cuando fueron al teatro esa vez. Te ponés ese sweater que tenías en la foto juntos y obviamente que lo recordás. Una no puede olvidar del todo, borrar para siempre.
Pero mucho más difícil es cuando el que dejó huellas es el ex de tu actual. Uno llega a una casa que vió al otro desnudo y lo acobijó. Una casa que tuvo otra vida, en la cual vos no estabas incluido. Una casa que todavía tiene huellas del anterior. Huellas que uno ve en todos lados. Huellas que te gritan, te llaman, te incitan.

Así fue como una amiga descubrió a su actual, esponja en mano, borrando las huellas del otro de la pared.

jueves, 16 de junio de 2011

Cuando me deprimo, al menos lo hago bien

Hoy no es el mejor día de mi vida. La verdad, no está ni cerca de ser el mejor día de mi vida. Es un día más. Sólo que tuve un insight bastante groso de mi lado oscuro. Está bueno de vez en cuando hacer turismo interior (Mafalda dixit) para conocerse bien a fondo. A fondo, al fondo.
Lo bueno de deprimirme, es que sé deprimirme bien. O sea, al menos soy buena en eso. Muy buena. Lo cual hace que el mero reconocimiento de este hecho resulte en una subidita de la autoestima, lo que termina mejorándome inmediatamente de esa depresión.
Otra cosa que hago bien es preocuparme. Soy excelente analizadora de puntos de preocupación. O sea: preocuparse por no llegar a fin de mes, es casi de amateurs. Todo el mundo sufre de lo mismo, no es original. En cambio, el tener la capacidad de análisis para detallar punto por punto los ítems que van a hacer de nuestra supervivencia hasta el día 30 (o 31, en esos horrorosos meses largos), una misión digna de Ethan Hunt, eso, eso es profesionalismo. Me deberían dar un premio. En efectivo, de ser posible.
Anyways, a hacer tripas corazón, es una etapa de inversión a futuro. Algún día, voy a mirar a estos años con aprecio. Y voy a decir... qué pobre era, la puta madre!

martes, 14 de junio de 2011

Mr. Sandman, bring me a dream

The Sandman es una excelente novela gráfica de Neil Gaiman que narra historias de la "vida" de Sueño, también conocido como Morfeo, Tejedor de sueños o el Príncipe de las historias, uno de los Eternos, hermano de Muerte, Delirio, Destino, Deseo, Desespero y Destrucción. Los eternos son seres tan antiguos como el Universo mismo, que influyen en la vida de todos los seres vivos, incluidos los Dioses. El nombre (The Sandman, el Arenero, en el sentido de Señor de las arenas) se debe a que los sueños se producen cuando los ojos del que duerme entran en contacto con la arena que lleva Sueño en una pequeña bolsita, y que noche a noche es colocada por Sueño en nuestros ojos.
A veces, los sueños son sólo una manera de escapar de la realidad, una puerta de escape al mundo de la vigilia y sus reglas, su física y sus responsabilidades. Otras veces los sueños son la vía que utiliza el inconsciente para mandarle mensajes a nuestro yo consciente, mensajes que se deben interpretar. Algunas veces el mensaje es bastante claro: como esa vez que quemaba fotos de un ex mientras las ventanas de la casa donde me encontraba en ese momento se amurallaban. Es una manera bastante transparente de decirme que se cerró esa historia, me parece.
Anoche tuve uno de esos sueños, donde todo parece muy armado. Un sueño que creo que tiene una interpretación. Y hoy todo me recordó a Mr. Sandman, razón por la cual escribo en este momento.
Estaba en un colectivo de línea, junto con uno de mis hermanos. Un joven de unos 20 años también estaba en el colectivo. Era hermoso, me tiraba toda la onda, se partía solo el nene. Y yo le decía esto mismo. Estás buenísimo, pero sos una criatura. Todo el viaje el muchacho me tentaba, tocándome los labios, intentando besarme, todo el viaje, yo diciéndome y diciéndole, no, es muy chico, pero siguiéndole el juego. En algún momento del recorrido, se subieron unas amigas, entre ellas, una que es muy crítica de mi conducta, con quien hace un tiempo que estamos peleadas. También en algún momento se bajó mi hermano. Llegado un punto, pregunto dónde estoy, a lo que me contesta el muchacho hermoso, la próxima parada es la del fin del mundo. Decido bajar dos paradas más allá del fin del mundo, momento en que mi amiga crítica, me dice que ya que estuve histeriqueándole todo el viaje, me lleve el chico, si igual ya de pensamiento, había hecho lo que no me permitía. Me bajé sola, diciendo que estoy harta de los opinólogos que se meten en todo. Cuando bajo recuerdo que dejé mi mochila con alimentos no perecederos que llevaba para donar (?). Intento volver a subir al colectivo, pero el chofer había cambiado por otro, que no me dejaba volver a subir, diciéndome que en realidad, este no era mi colectivo. Cuando miro hacia atrás, es verdad, ya no era el mismo coche.Ahí me desperté.
Analizando el sueño, con mi compañera de casa, interpretamos que el colectivo era mi vida, que si bien la familia está presente, en algún momento me independicé de ella. Hay personas que se incorporaron a mi vida, mis amigas, a pesar de que a veces que por incompatibilidad de caracteres debo alejarme. El muchacho hermoso y joven, lo veo como todo lo que me intriga, pero que no me permito, debido a alguna fibra moral. Y el colectivo, que al mirar atrás, es otro, vendría a ser el crecimiento, los cambios fueron tan radicales que parecieran ser dos vidas diferentes. Lo de los alimentos para donar que quedaron en el colectivo viejo, creo que son las cosas que aprendí de antes de mis cambios, que quizás debo enseñar a alguien más.
Mas allá de la interpretación, correcta o incorrecta, del sueño; lo que me llama la atención es que si realmente, lo que mi inconsciente me intentó transmitir fue un análisis de mi vida hasta ahora... entonces, mi inconsciente es mucho más inteligente de lo que pensaba... y muy generoso, porque el muchacho ese, sí que valía la pena de ser creado.

miércoles, 8 de junio de 2011

Anecdotario familiar 3

Hermanodos tenía una cierta atracción por el fuego y las cosas quemadas. Más allá de las obras de arte que realizaba con encendedores y biromes bic, he aquí una de esas historias dignas de no perderse en la memoria.

Mamá y Papá tenían un casamiento, allá por el 88 calculo... Mamá se había hecho una pollera tejida de color rosa viejo, la cual había bordado con unas rosas doradas cerca de la base. Hermanodos tenía un año, pero ya demostraba sus intereses de la manera más clara posible. Claro... que como dije, sus intereses eran... fogosos.
Mamá había lavado la pollera recién terminada (aparentemente, cuando se termina de tejer, hay que lavar lo que se tejió) y la había estirado, por sobre la mesada, para que se oree. Hermanodos agarró la caja de fósforos y aprendió a encenderlos, mientras que con una sonrisa en el rostro los arrojaba sobre la mesada, para que se apaguen sobre la pollera de mamá.
Resultado: la pollera terminó más calada de lo que mamá hubiera deseado, circunstancia que hubo que salvar, bordándole más rosas doradas, entre lágrimas por el trabajo perdido y risas por lo bizarro de la situación, allí donde el hilo se quemó.

lunes, 6 de junio de 2011

El límite de la amistad

Ahí está el punto en el que decís, sí, definitivamente es un amigo. Si te conoce el lado más horrible tuyo, y te acepta, comentarios escatológicos, discriminadores, huecos, idiotas y carentes de razón de por medio.
Sólo un amigo te banca todo eso y sigue dando vueltas.

Si no se lo querés mostrar todavía... está verde... o le tenés ganas.