lunes, 19 de abril de 2010

Complicaciones que no llevan a ningún lado

Tenés las manos cerradas. Y decís que queres abrirlas, mas en el medio hay siempre un pero. ¿Dónde están las palabras dulces cuando no estás conmigo? ¿Dónde se esconden? No te encuentro cuando te busco, hay hielo cuando me buscás. Estamos en dos mundos diferentes y quiero que cruces al mío. Y querés que cruce al tuyo. Pero tus reglas no son las mías. ¿Por qué sigo intentando caminar en este camino que no va a ningún lugar? Y de repente intentás hacer una brecha en esta pared que divide, pero es una pared sin ventanas, sin rajaduras, sin puertas. De un lado y del otro, golpeamos a destiempo. ¿Estás ahí?

jueves, 15 de abril de 2010

Delivery de situaciones

Un disparador me hablaba de la creación de oportunidades y de los días que tienden hacia la perfección. Me hablaba de las distracciones involuntarias y de la lucha interna frente a cada una de las decisiones de la vida. Sobre los hilos invisibles que van tejiéndose, formando un patrón.
Como buena derrochadora de ideas mantengo un monólogo conmigo misma de manera constante, y hoy está plagado de preguntas para las que aún no hay respuestas. Una de esas preguntas es sobre la tendencia a la circularidad en las situaciones de la vida: ¿Por qué ciertas circunstancias vuelven tercamente a aparecer ante mis ojos? Si creyera en un destino, diría que se encamina en esa dirección, a pesar de la mucha fuerza que empleemos en alejarlas. Si creyera en la existencia del karma, diría que es algo que debo aprender, debido a carencias en vidas pasadas. Considero que ninguna de estas creencias tienen la racionalidad suficiente como para convencerme (no es que las descarte, sino que soy, en definitiva, una mujer de poca fe), razón por la cual he intentado buscar algún tipo de explicación.
Supongo que estas situaciones llegan a la puerta de uno a pedido. Es un delivery. Nos topamos nuevamente con lo mismo, porque no cambiamos nuestro patrón de conducta. De todas maneras, cuando llega, actuamos sorprendidos, miramos con los ojos chiquitos, sospechando una intriga detrás, en bambalinas.
Pero como dije, no es una pregunta que tenga respuesta aún. Es sólo una teoría.
Y si, quizás se trate de cuentas pendientes de una situación pasada que no supe enfrentar o que no quise develar. Quizás es una mera ilusión, como muchas ilusiones pasadas, que se disuelven como el humo antes de asirla completamente. Quizás es sólo un misterio. O nada.

viernes, 9 de abril de 2010

Escena traumática

Una situación de vida o muerte. O matas a tu mejor amigo, o los matan a los dos. El mejor amigo lo mira y lo ayuda a decidirse, clavandose él mismo en su espada, lo sigue mirando, y le pide que lo termine, que mejor uno que los dos. Lo mata mientras lo mira, las miradas clavadas, diciéndose tantas cosas. Se vacían de brillo los ojos del amigo. Cae. El hombre rompió paredes y puños con su ira e impotencia. Cayó rojo al piso, las venas marcadas en su frente, llorando su vida y la muerte de aquél, deseando haber sido él y no el otro. De rodillas maldice a los dioses, maldice a su vida, se maldice. Se golpea, con sus puños ya sangrantes. Y su mirada busca en el cielo algún tipo de respuesta que no llega.